La definición de nacionalismo según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, edición 22ª, es la siguiente:
1. m. Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece.
2. m. Ideología que atribuye entidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos, y en la que se fundan aspiraciones políticas muy diversas.
3. m. Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a tener una cierta independencia en sus órganos rectores.
La misma fuente, en el avance de la edición 23ª del Diccionario de la Lengua Española lo define como:
1. m. Sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia.
2. m. Ideología de un pueblo que, afirmando su naturaleza de nación, aspira a constituirse como Estado.
No estaría demás revisar las definiciones de nación,Estado… para realizar una correcta comprensión del significado de nacionalismo.
Este sentimiento, presente tanto en “naciones, pueblos, razas…” más o menos numerosos, no es por defecto algo perverso, maligno ni perjudicial: si pensamos un poquito todos pensamos que nuestro pueblo es único y ya quisieran los demás tener algo así. No obstante, cuando esta percepción subjetiva (porque nosotros percibimos lo bueno que es nuestro propio pueblo) de la realidad se pretende elevar a la n-ésima potencial, fundando asociaciones, partidos políticos y cualquier otra agrupación que por medio de un “carné” señale a las personas partidarias o seguidoras de esta corriente de pensamiento, el sentimiento deja de ser tal y pasa a convertirse en ideología extrema (definición del la RAE: 1. f. Doctrina filosófica centrada en el estudio del origen de las ideas.2. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.).
Es justamente en este momento cuando el sentimiento nacionalista convertido en fundamentalismo pasa a tener rasgos comunes con otras ideologías extremas como las religiosas o las políticas anticonstitucionales o antisistemas (extrema derecha o extrema izquierda), por citar algunas.
Como rasgos comunes presentes en las anteriores podemos citar los siguientes:
- Complejo de inferioridad: constantemente las ideologías fundamentalistas exponen, por medio de sus líderes, las magníficas, fantásticas, excelentes… bondades de su territorio, nación, economía, religión o de sus miembros en relación a las del entorno y, que por culpa de ese mismo entorno, no son tan “buenos” como podrían ser.
- “Contigo pero sin ti”: unido al complejo de inferioridad, los líderes de las organizaciones anteriores siempre (siempre, dos veces) basan sus mítines (políticos, religiosos…) en exponer su supremacía sobre las regiones, ciudades, ciudadanos… del entorno.
- “¿Y los medios de comunicación? dos mejor que uno”: como el polen a las abejas, así puede definirse la predilección de los líderes nacionalistas por los medios de comunicación para obviamente exponer sus complejos de inferioridad.
- ¿Democracia? cuando me interesa: Somos, somos, somos… pero si alguien contradice con argumentos sólidos (históricos, económicos…) o se deja de hablar o se intenta ridiculizar más o menos sutilmente o (en el caso de las ideologías más extremas) se hace callar por medios violentos.
Esta lista podría ser casi infinita (usando la definición de la RAE de “muy numeroso o enorme”).
Con este post simplemente he pretendido dar mi opinión sobre ciertos pensamientos, que siempre hay que ver con perspectiva y nunca con miras localistas, ya que para observar las bondades y maldades de nuestra economía, nuestro pueblo, nuestra religión… hay que quitarse las anteojeras (en las guarniciones de las caballerías de tiro, piezas de vaqueta que caen junto a los ojos del animal, para que no vean por los lados, sino de frente).
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